Un lugar acogedor, en el camino de Cedeira a San Andrés de Teixido. Sólo abren en la mañana-tarde y durante cinco meses al año, pero hay que ir. Obligatorio. El trato es excelente en todo momento. El comedor, a escoger: interior o exterior, bajo un cenador, en pleno valle. De precio, excelente. Para no perderse el postre, una tarta casera de frutas del bosque que le harían palidecer los cojones a un conguito de lo rica que está...
Recomendable, seguiremos informando...
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