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viernes, 3 de septiembre de 2010

El mito: Casa Cándida, Viveiró (Concello de Muras, Lugo)

El caso de Casa Cándida, más conocido como "El Siete Platos", fue el origen del nombre de este blog. Un sábado a mediados de primavera, el que suscribe y el Máster de los Premios decidieron ir a comer fuera. Rumores y habladurías decían que existía un lugar donde servían de menú siete platos, en un sitio llamado Viveiró. Y ante las tres palabras que más daño han hecho a los hombres en este mundo ("no hay huevos"), arrancamos. Sin GPS y preguntando a los indígenas de la zona, equivocándonos de desvío y sin saber a dónde íbamos con certeza, allá nos fuimos. E incluso llegamos!!! La verdad es que al llegar a Viveiró no hay muchos sitios donde preguntar, así que por casualidad fuimos a preguntar por Casa Cándida a... Casa Cándida.Efectivamente, no hay cartel afuera que indique es es Casa Cándida... hasta ahí llegamos. Vale, vale, ya os lo indicamos mejor, que sois unos ansiosos...
Ver mapa más grande

Bueno, vamos al grano. Recomendamos ir a Viveiró con un par de días de ayuno para poder llegar al final, y eso siendo de excelente colmillo. Una cosa más... no hay carta, simplemente te sientas y te van sirviendo plato tras plato. De recibimiento, un platito con entremeses variados, choricito, queso... para abrir boca.

Primer plato: almejas a la marinera. Sublimes. De las mejores que he probado, y he probado unas cuantas. Prohibido no mojar el pan en la salsa. Véase el ejemplo y la técnica a manos del Máster de los Premios.


Segundo plato: arroz con pollo en la primera visita. En la segunda (sí, fuimos dos veces, es que de la primera no llegamos al final del menú y a la segunda contamos con la ayuda del Cojonauta para que la crítica fuese completa) fue una ensalada de pasta fresca, ya que estábamos cerca del veranillo.
Tercer plato: caldo gallego. Y del bueno. Ya se empiezan a notar los efectos de la "enchenta", pero de los cobardes nunca se ha escrito nada bueno. Observe el lector el impresionante aspecto del caldo y su irresistible atracción...
Cuarto Plato: ¿Qué es lo que mejor acompaña a un caldo gallego? No hace falta que mireis en Google, ya os lo digo yo... el Cocido gallego. Y a poder ser, completo, con cachola ahumada, tocino ahumado, su costillita ahumada, su laconcito ahumado, su choricito, su repollo, sus patatas cocidas... que sí, que no mentimos... ahí están las pruebas. Véase el arte del Pelachín en plena disección del cadáver.

Quinto Plato: para llegar a este plato necesitamos la inestimable ayuda del estómago sin fondo del cojonauta. Carne asada, con sus patatitas y su pimiento. Excelente, la ternera estaba en su punto, las patatas sabrosas y el estómago, a reventar.
Postre: por si fuera poco, llega el postre, irresitible. Requesón con miel en cantidades industriales, brazo de gitano y una tarta de piña que dan ganas de casarse con la respostera... Para larpeiros, nós.
Todo ello, por supuesto, lubricado adecuadamente con un tinto de la patria. Ah, y por supuesto, café y chupito tamaño familiar. ¿El precio? 18 euros por cabeza. Impresionante. No seáis insociables y apuntaros a su Facebook. Y mejor aún, hacedles una visita de vez en cuando, eso sí, reservando primero, porque suele estar lleno hasta la bandera... Teléfono 982 188 168

"Pero ¿no decías que eran siete platos?" Ya estamos faltando... a ver, genio, entremeses más cinco platos más postres hacen los siete platos...

Queremos agradecer a la Benemérita su inestimable colaboración no haciendo controles antidoping en los alrededores.

lunes, 30 de agosto de 2010

I fiesta homenaje al cochinin

Seguimos actualizando poco a poco este blog debido a las numerosas peticiones (una) de nuestro club de fans.

Esta jornada fue hace ya unos meses, en la Mansion del Cojonauta, siendo el chef responsable del aumento de colesterol el Sr. D Cojonauta. Aunque en principio se iban a exaltar las bondades del cordero, al pasar por la isla frigorífica del supermercado una vocecilla cálida y sensual como el grito de una hiena en celo sedujo al Máster de los Premios. Era cochinín. Así que se montó a lomos del Máster de los Premios y nos acompañó hasta la Mansion del Cojonauta, donde fue tratado como se merecía. A mitad de tratamiento,la criatura presentaba este aspecto:

Al fondo se observa el acompañamiento, unas ricas tiras de costilla de cerdo ibérico, un cerdo de total confianza, de buena familia y de mejor sabor. Después de un buen rato bajo el ojo experto del cojonauta, cochinín adquirió este apetecible bronceado:


Cochinín fue acompañado con las tiras de costilla anteriormente mencionadas y de las correspondientes patatas fritas al estilo panaderas, ideales para mantener el nivel de colesterol.

Por supuesto, todo ello regado con un rico zumo de uva fermentado de la tierra (un Mencía), otro tinto sorpesa (la botella no tenía etiqueta, ni tampoco tenía desperdicio) y un postre adecuado al acto, un helado artesano de orujo...

Calificación: madre del cielo, de esta reventamos...